Pantalán

Contemplar el muelle del IGAFA a través del objetivo de la cámara es mucho más que buscar una imagen perfecta; es dejarse envolver por el peso de la historia y el murmullo del mar gallego, sintiendo cómo cada rincón guarda la esencia de Arousa y su gente.

De pie junto al pantalán, la brisa salina acaricia el rostro y el olor profundo a marisco y madera crea una atmósfera que invita a la introspección. El silencio se llena de recuerdos de faenas pasadas y sueños futuros, mientras el sol tiñe el agua de tonos dorados y azulados, revelando una belleza sencilla, sobria y plena de significado. Es fácil dejarse llevar por la nostalgia al imaginar generaciones de marineros aprendiendo, trabajando y creciendo junto a estas aguas, integrando tradición y progreso.

Durante ese momento, la fotografía se convierte en un tributo: cada captura es testigo del vínculo vital entre la enseñanza y el mar, de la transformación constante que sigue siendo fiel a su raíz gallega. Meditar ante el muelle es conectar con la memoria colectiva, sentir que uno forma parte de una totalidad que respira, evoluciona y sigue latiendo en cada ola, en cada embarcación y en cada jornada de aprendizaje.

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