“Galicia, donde la morriña es orgullo.”

Almeja de Carril

El latido sereno y honesto del marisqueo artesanal.

11/18/2025

El amanecer envuelve Carril en una luz temblorosa, mientras la ría de Arousa despierta con el ritual milenario del marisqueo.

Hombres y mujeres, mariscadores y mariscadoras, se adentran con sus botas de goma y sus capachos en el lecho salino, con el pulso firme y la mirada decidida.

El trabajo es intenso: rastrillar la arena, buscar la preciada almeja de Carril, esquivar el vaivén de las mareas, sentir el agua fría acariciar la piel y la brisa húmeda sobre el rostro. La labor requiere paciencia y destreza; cada movimiento del rastrillo es una danza precisa, cada captura, una pequeña victoria que habla de historia y comunidad. Voces se cruzan, retos y sonrisas también. La ría es generosa, pero exige respeto y entrega total.

El esfuerzo colectivo rebosa orgullo, y cada capazo repleto es el fruto de un trabajo duro, de generaciones que han aprendido a leer la tierra y el mar como un viejo libro abierto. Cuando el sol ya asciende y las mareas ceden, comienza el siguiente acto: la llegada a la lonja de Carril.

Allí, la atmósfera cambia; el bullicio de la cofradía anuncia jornada de peso y selección. El marisco pasa por manos expertas, separándose según calibre y especie con maestría casi quirúrgica.

Se pesa cuidadosamente, garantizando la trazabilidad y la excelencia de cada lote. El ritual de la subasta arranca con energía: compradores atentos, lotes alineados, y la emoción del momento en que la almeja de Carril encuentra destino.

La venta tradicional, la transparencia y el rigor gallego se dan cita en cada rincón. Este espacio consagra el trabajo de la ría, es el punto de encuentro donde tradición y futuro se enlazan, y donde la joya de Galicia inicia su recorrido hacia los mejores mercados.

Y así, entre el salitre y el bullicio, se cierra el ciclo vital del marisqueo, escribiendo una página de esfuerzo y pasión cada nueva jornada